Yace la hoja muerta en el sólido suelo de acero
muere todo para reinventarse después, yo muero
muero en el pensamiento efímero del pasado frío
pero muero
y sé que seré resucitada y eso me inunda de alegría
ese momento de abrazo endiosado
que no me permite vivir la vida al costado
sino llevarla a la locura de mi recortado
papel que se me antoja que de él proviene la hoja seca, tirada
como escribo pensamientos y sentimientos que acaban hechos jirones
como debe ser, sufro por encargo y la petición es dura, de cojones
amo tanto que lloraría cada hoja desangeladamente muerta en el frío suelo de invierno
pero la capa que me protege se llama sentido común, que lo aplico en lo más tierno
cuando a penas necesito ni cenicero
cuando muero en el cigarro consumido
que es la vida de cigarra cantora y hormiga trabajadora
muero porque no sé cómo expresar el llanto amarrado a las arterias
de un corazón desolado
en el que con tiempo ha crecido hierbajos, pero la flor que debería estar allí
hace tiempo marchitó