Hoy he sentido, perfidia, la envidia,
y he deseado morir a la luz del día
hoy me ha carcomido un sentimiento de inferioridad
de culpa, de estupor y de transitoriedad,
espero,
pues a nadie deseo que sienta envidia ni desidia
esa envidia que corroe los diente dejándolos de colores
y la baba se cae a borbotones del alma rota en botones
que nadie remienda , hechos ya jirones
así he sentido hoy
tras una carcajada fraterna
el ruido de mil cañones de enferma
y he querido morir
he deseado no existir
pero aún así reconozco no ser perfecta
así que la envidia existe en mi vida casi recta
más bien redonda como una pelota
con la que juego a mil juegos mi derrota
e invento de mil maneras mi cocorota
así que lo reconozco la envidia se ha presentado de improviso
no ha avisado que venía ni de incógnito
y me ha dado tal susto
que quería morir de disgusto