Sé que lo estás pasando mal
que tus horas son negrura frente a tu nombre de blancura
pero también me consta que lucharás
y no sé si perderás o ganarás
es tan relativo
como cuando al fallecer mi confesor
el párroco que me daba la noticia lo hacia con fervor
ese que dice que por fin encontró a Dios
en las sendas de la muerte tan temida por todos
pero no quiero hablar de muerte no
sino de esa vida en la que con una sonrisa
dabas el brazo a tu hermano
y con otra reconocías no estar muy bien
pues sé que en tu dolor nace el impulso
por que te recuperes y cambies el pulso
de las cosas, desafíes a los médicos
y que me acuerdo mucho de esa sonrisa, de ti
y espero que ahora, que nos necesitas
estemos en cada pensamiento o latido de tu corazón
que te quiero y que dejes de padecer espero
pero en este mundo, yo necesitaré verte
para volver a ver esa sonrisa celeste