últimamente vivo al límite
al límite de lo impuesto y repuesto
siento que todo cae, que nada se renueva,
y suspiro
al menos me quedan los suspiros
de otros caminos y senderos
que espero acoja este mundo de desespero
el sudor cae por mi frente marchita
los nervios me sacuden y agitan
y suspiro
y mientras quede ese suspiro
creo que viva sigo
que no es poco en tiempos coronavíricos
pero al menos puedo permitirme el lujo
de estar harta
hay quien su vida un respirador suspiroso sujeta
así que canto como poeta
que nos quiten el virus
como vi en un cartel de pedorreta
como si esto se pudiera quitar
y todo o a todos olvidar
como si nos hubiese caído el virus
cuando lo que caen son personas
y vidas
suspiro
que se curen todos, por Dios
yo no puedo ver una curva más,
una cifra más
es una persona menos
así que no puedo ver ni las noticias
apestadas de alarmantes falsedades ficticias
que me hartan, enervan y dejan sin paciencias
esas que esperan no ya una vacuna selectiva
sino que me abran el bar de la esquina
o de cualquier esquina
que no me encierren en mi ciudad
no sentirme presa ni por casualidad
y que las personas se curen, por caridad
que mi hartazgo es largo
pero el mal más amargo