Agua, aire fuego, tierra
si no quiero ser si quiera
que quiero ser alma atrapada en cuerpo
alma amada, alma eterna
que no diga nada, que vuelva a lo eterno
que se me antoja parecido este encierro
al confinamiento pandémico de destierro
que no quiero ser ni serse, o sí
aún sé que nada sé
pero todo intuyo y me cansé
de noches aladas robadas a la madrugada
de frenéticas danzas para atraer al hada
de la esperanza, de la virtud. Ya no queda nada
Nada de los tiempos aquellos
en que de la vida éramos dueños
sino que se me representa en sueños
que seremos eternos
pero hay que andar el camino
de la vida divino
pues de lo contrario no recordaremos
ni lo que a caso fuimos
en el ocaso de los tiempos
que todo es relativo
sí
pero absolutamente cierto
que somos cual ciego
que sin adivinar su camino
intuye algo más que la música de fondo
que las palabras que resuenan en la morada de lo hondo
que la música de armónica composición
sea cual sea la razón
no me rindo
que me entristece la rendición
no por ser de cobardes
sino por ser más bien decisión
Así que humanos coronavíricos
demos seguir brincando
aunque sea al ritmo de los vientos órficos
de los ritmos tétricos
de este “Haloween” de jalogüín
que me espanta y desespera como el pangolín
que se le ocurrió comer al murciélago
o quizá fuera todo acción de un mago
sea como sea no me rindo
aquí sigo, con de mi vida el mando
de tiempos vampíricos
robados a sueños olímpicos