Llenan mi cabeza palabras como ética, filosofía, conocimiento, ciencia y me aturde. Me aturden las sendas del saber, son infinitas, inagotables, algo que me alegra, pero no deja de aturdirme. ¿Dónde llegaremos sabiendo o no sabiendo tanto? Pues actualmente la pandemia amenaza, amenaza con quitarnos nada menos que la vida. Así que me aferro a mi ilusión por estudiar para no ya no sucumbir al coronavirus, sino para entretenerme, distraerme y de paso, aprender.
Me gusta eso de que “quería ser un sabio pero la risa se cruzó en mi camino” o algo así. Sé que la sabiduría, como la felicidad, son inalcanzables, ideas , mitos, pero en este hito que es la vida he elegido liarme más y lejos de una “easy life” voy a complicármela, pero con sentido, espero.
Por las sendas de las palabras
voy descubriendo magias de abra cadabra
cada palabra, cada sentido, cada texto
encierra un contenido cierto , complejo y no ya el sexto
sentido del saber, sino el primario, el primero
ese que me ilusiona y entusiasma como amor eterno
y esta ilusión, solamente la ilusión por saber
vale la pena, aunque en el fondo sé que no sé nada
o acabe sabiendo que el estudio cuesta y espanta
en fin habladme libros, como esa canción de habla libro mío…
esa que canturreaba mi padre en su guardería
y ahora entono yo con ilusión y desarmonía