Donde están quienes se fueron, he aquí la gran pregunta. Y más acercándose el día de todos los Santos. Para mí , aún siguen todos dentro de mi corazón, ese amigo o amiga , ese abuelo o abuela, ese tío o tía, ellos han ido donde debemos ir pero aún así nos engañamos a nosotros mismos.
Nos distraemos por el camino con milongas de materialismo, crisis políticas o deslomados por un trabajo que decimos nos permite vivir. ¿Vivir?
¿Qué es la vida? Sino la ausencia de muerte, la ausencia de no ya desaparecer pues tengo la suerte o desgracia de tener fe y creo en otra vida.
Sí en otra vida en la que nos encontraremos todos, sin rencores , sin odios, tan sólo sintiendo el amor más grande y primitivo, ese que siente cualquier bebé tras nacer o ya en el seno materno. Amor. No hay nada más allá. Ni envidias, ni enemistades ni rencores, ni odios, sólo amor
Amor sé qué y quién eres
tu faz no se me esconde ni de casualidad
y en esta ingrávida soledad
sé que todo puedes
sé que todo vences
sé que no hay lucha que vencer
porque tú no eres una lucha en sí
sino un fin en sí mismo, una meta, mi fin
porque acabaremos sí
pero no petrificados en la nada desdichada desprovista de ti
sino que acabaremos amándonos salvajemente
sin sexo de por medio, como ángeles valientes
lo creo a pies juntillas
llámame loca o pirada
pero entre tu agnosticismo y mi fe
yo gano pues lo dice mi mirada
que todo lo que ha sido fue
y lo que viene no es sino amor después
y durante y antes
amor es lo único que resta a lo sufrido
a las mil batallas que he aprendido
que si algo merece la pena
es el amor
ni si quiera luchar o ganar por él
él mismo llega o llegará el día del no juicio final
y en este amor no caben besos,
sino los sentimientos más intensos
esos que te dejan vacua de sentidos
pero llena de sentimientos
Y lo sé porque me lo regalaron
lo sé porque lo sé
y porque tengo ganas de encontrarme con todos en un futuro
y mostrar mis llagas y mi corazón sin ningún muro
pues mi alma
solo pertenece
al “ladrón de la joya de mi pecho”