Estoy llena de ellos. Por todas partes como si de una plaga de tratase. Y tras ellos el sentimiento de culpa la aflicción el malestar….por supuesto no aspiro a ser perfecta pero en el charco de mis fallos garrafales me hundo y embozo como si no hubiera salida a mi sucesión de errores. He cometido muchos y me siento como una cebolla desgajada como una flor ajada.
Misericordia la siento pero es tanta mi culpa que me da vergüenza asirme a un perdón que no merezco.
Sin embargo sé que soy perdonada una y otra vez y como círculo infinito te vuelvo a fallar. Lo siento tanto que mi llanto interno es una llamarada de arrepentimiento que se frustra en el fallo mismo.
Aún así intentaré sacar lo mejor de mi o cuando menos no fallar para asirme a tu infinita misericordia…