Este es el cartel de cartón que un mendigo exhibía en la calle. Y me llamó la atención al mismo tiempo que me asustaba sin remisión. Pensé que yo podría acabar igual. Pero quizá lo que ese mendigo quería era remover conciencias. En mí lo logró. Puede que algún día pierda todo lo material, que mi condición de vida sea fatal, aún así siempre me quedará lo que siempre debió quedar. Lo frágiles, casi ínfimos que somos. La aparente soledad del mendigo y su situación me hizo por fin decidirme a intentar ayudar al prójimo. Suena bonito, lograrlo es muy difícil. Bien por las metas que intento construir o bien por que hay quien no se deja ayudar o simplemente no ven más allá de sus narices.
Sea como fuera, debo confesar que me asustó el mensaje en el sentido de verme de todo privada. Supongo que hasta entre los mendigos hay clases, adictos, quienes se quedan en la cama sin hacer nada, si es que la tienen o vamos que es una rueda, un pez que se muerde la cola.
Yo deseo ayudar y si no lo lograra ayúdenme. Pongan un cartel a mi lado que rece Ayer fue él y hoy soy yo.