Cuando yo al colegio iba
por la senda de la catedral
de la mano de mi hermano
sin esperar que en la escuela , al lado
aprendería lecciones de por vida
todos esperábamos al recreo
pero yo escuchaba lo que ellos decían
y cada uno transmitía como podía y debía
ya fuera que la matemática es ciencia
o que el arte lo hace uno mismo
o que la informática puede ser poética
ellos , de ellos aprendí tanto
que me avergüenza haberles fallado
en la vida
pues no poniendo sus lecciones y adelantando la ría
de sentimientos que confunden y palabras a porfía
fui a volverme una cría
sólo que ahora tengo un profesor
antes cada materia exigía su guía
ahora echo de menos la organización
en la que convirtieron mi día a día
esta es mi oda al profesor
a ese hombre o mujer que ensalzó y transmitió
con la belleza de la poesía bien hecha
que si manejan un tema con habilidad
lo transmiten con casi fragilidad
el éxito del aprendizaje es la vulnerabilidad
de quien aprende
que ya nada le sorprende
y ya estoy de vuelta
de la escuela
camino catedral
con mi hermano de la mano
una mochila llena de libros que desbarato
y un alma de agradecimiento plena
a esos hombres y mujeres
que enseñándome lo que no se aprende
les echo de menos en mi renacimiento libre de horarios
escuelas y calendarios
aún así
jamás dejéis de guiarme por la senda del olvido
a la de vuestro conocimiento de lo vivido
Gracias